
Hasta donde podemos vislumbrar del pasado de nuestra historia, los seres humanos hemos mirado hacia arriba con reverencia, curiosidad e incluso con ansia de conquista. El cosmos siempre ha sido un lugar cercano a nuestros anhelos, sin importar las distancias casi incomprensibles a las que debemos aludir para intentar clasificar su espacio y su tiempo, sus planetas, estrellas, galaxias, y sus correlaciones entre sí.
Hay una innegable correlación entre nuestro microcosmos interno y el macrocosmos externo. Desde diferentes ángulos, ciencias y sistemas se conoce el axioma “como es arriba es abajo, como es adentro es afuera” y si somos capaces de prestar un poco de atención, podremos experimentar este saber nosotros mismos. En nuestra vida, en su día a día y su ciclicidad cotidiana.
Dentro de ese gran universo casi inimaginable, convive en su propia ciclicidad nuestra Luna. La Luna de la Tierra. Siempre testigo, a veces en la luz y a veces en la sombra, de los procesos más humanos, terrestres, cercanos a nosotros, nuestros. Y no sólo como testigo, sino como guía, maestra y madre. Cuando tiene que brillar lo hace, pero también sabe esperar en la oscuridad fértil que todo lo regenera.
Ella nos guía en silencio. Un silencio tan ensordecedor que no podemos negar que oímos.
En su manera de crecer y menguar en el cielo, nos habla de la periodicidad de la vida. Nos habla entre líneas desde muchas leyendas, mitos e historias, ciencias y saberes que surgen desde el núcleo de la imaginación que se ha gestado desde siempre en el vientre de la Tierra. Nuestra imaginación, nuestro saber.
La luna nos habla de lo efímero de la existencia. De la esperanza de un nuevo renacer. De la muerte y su fértil presencia en espera de la semilla que volverá a brotar.
Cuando el tiempo sea justo. En el momento preciso. No antes. Y no después.
En ese instante, presente perfecto y eterno, regido por fuerzas más allá de nosotros mismos, o al menos, fuerzas muy lejanas de nuestra comprensión intelectual.
Por otro lado, nuestro cuerpo recuerda lo que la mente olvida. Y nuestro corazón conoce ese lenguaje universal, y no olvida nuestra conexión con todo lo que es, y siempre fue.
No olvida que esa ciclicidad de vida-muerte-renacimiento se ve reflejada tanto arriba como aquí abajo. En el centro de nuestro cuerpo físico, emocional, sutil, energético.
En nuestro corazón mismo, cuna de nuestra alma.
Tenemos aún tanto que aprender de ella. Tantas dimensiones que explorar. Y por ello hemos decidido profundizar en su conocimiento a través de una serie de talleres, presenciales y online.
SIMBOLISMO
La Luna representa diferentes facetas de la ciclicidad espacio-temporal. En su propio girar, su órbita, el giro de la Tierra, su órbita, siempre nos dejan una parte de nuestra luna en la oscuridad.
Hay una parte de ella que nunca se nos revela.
En cambio, su otro lado crece en brillo en el cielo antes de volver a menguar, como símbolo visible del paso del tiempo. De regeneración, ciclicidad, cambio eterno. Nos habla de fluir con los momentos precisos, saber reconocer cuándo hay que actuar, y cuándo no, cuándo hablar y cuándo estar en silencio. Cuándo avanzar y cuándo rendirse.
Las fases de la luna:
- LUNA NUEVA: Es el comienzo del nuevo mes lunar. La luna nueva astronómica. En esta fase, la luna está aún oscura. La luna está alineada con el Sol y por tanto no puede verse al estar oculta por su resplandor. En esta fase de renacimiento fértil en la oscuridad, es idóneo el sacrificio consciente de enfocarse en una intención, comprometerse sobre todo con uno mismo, antes de que la luna sea testigo visible de nuestra promesa en este nuevo mes lunar.
- LUNA CRECIENTE: En esta fase la luna empieza a ser visible, y al igual que ella, el momento es idóneo para dar los primeros pasos y sentar las bases de algo que comienza, tanto interno como externo.
- LUNA CUARTO CRECIENTE: En esta fase, la mitad de la cara visible de la luna está iluminada. Es un equilibrio de energías entre contrarios. Momento idóneo para parar y reevaluar nuestro equilibrio interno, y cómo va manifestándose externamente.
- LUNA GIBOSA CRECIENTE: La luna va creciendo cada vez más en el cielo. Sentimos más energía de querer avanzar, acción frente a pensamiento o planificación es lo que nos llama a movernos. El deseo interno quema la llama de la pasión por vivir.
- LUNA LLENA: Llegamos a la plenitud de su luz. La luna ilumina todo aquello que creíamos en la sombra. Llegamos al punto álgido de nuestro proceso lunar mensual. Brillamos. Soltamos. Somos en plenitud. Nos dejamos ver. Nos dejamos disfrutar.
- LUNA GIBOSA MENGUANTE: Cuando la luna llega a su máximo esplendor, ya no hay ningún lugar más hacia dónde ir que hacia la oscuridad. Todo lo que llega a un extremo está destinado a ir hacia el otro. Porque los extremos al fin y al cabo se tocan, cíclicos y circulares como la luna. Vamos recogiendo la energía hacia nuestro interior.
- LUNA CUARTO MENGUANTE: De nuevo, como durante la luna cuarto creciente, es un momento ideal para revisar las energías contrarias que viven en nosotros y fuera de nosotros. Cómo podemos reestructurar nuestro equilibrio?
- LUNA MENGUANTE: La luna va decreciendo en el cielo cada vez más hasta casi desaparecer. Vamos reuniendo las intenciones de cierre de ciclo, de dejar ir, de revisar y soltar lo que pesa y ya no sirve.
- LUNA NEGRA: En esta fase volvemos a la oscuridad, fuente de compost fértil para cobijarnos en el abrazo de la promesa del renacer próximo. Tiempo ideal para mirarnos hacia adentro, a nuestro microcosmos interno, hacia el corazón y su abismo eterno.
TALLERES BAJO LA LUNA
En los Talleres Bajo la Luna, nos reuniremos, dos veces al mes (Bajo la Luna Nueva y Bajo la Luna Llena) presencial (2 horas y media) y online (2 horas), para trabajar desde diferentes dimensiones con la energía de la luna de esos momentos.
Haremos una práctica de Simbolismo Somático que incluye primero trabajar el cuerpo con movimiento consciente, respiración y relajación. Sacaremos de esa práctica la energía creativa necesaria para crear un símbolo, mito personal que representar en alguna actividad artística sencilla o de escritura, en concordancia con el momento lunar.
Haremos rituales para crear nuevas intenciones, o para reconocer deseos internos, al igual que para aprender a soltar y dejar ir. Cada sesión será diferente, y podremos integrar otras prácticas con Rituales ancestrales y modernos.
También tendremos el tiempo de profundizar en diferentes simbolismos de la luna haciendo un recorrido a través de su historia, su mitología, su presencia en tradiciones y culturas que demuestra la gran importancia de reconocernos parte de su ciclo, al igual que Ella parte del nuestro. Lo haremos desde el enfoque de la astronomía, las diferentes astrologías e historia de la astrología, la alquimia, las ciencias ancestrales, religiones, mitos… Desde cualquier ángulo desde el cual podamos vislumbrarla en toda su integridad.
Habrá tiempo también para las dudas, preguntas, el compartir, en comunidad y conversación conscientes.
Aquí, un vídeo explicativo de nuestros talleres Bajo la Luna en nuestro canal de YouTube.