Bajo la Luna Nueva de Julio 2021

La Luna Nueva de Julio nos da la bienvenida, velada y oscurecida por la luz del Sol. Su presencia se siente dentro, cuerpo adentro, a pesar de que los ojos no puedan verla. Ella se sienta imponente en el trono, a la misma altura que él en el cielo. Su fuerza se siente en su neutralidad. Ella se sabe suficientemente poderosa y completa que se deja oscurecer. No necesita brillar para saberse merecedora de ser ella misma.

Las lunas nuevas nos hablan de un momento liminal, entre lo que ha muerto, y lo que aún está por renacer. Cerramos el ciclo de la lunación anterior poco a poco durante la luna menguante, la semana anterior, dejando ir todo aquello que se ha quedado anquilosado y que debemos retirar antes de que se pudra.

La luna nueva es el momento ideal de plantar la semilla de la intención para el nuevo mes. Nos recogemos. Vamos hacia adentro, hacia la llamada de la oscuridad fértil que nos arropa y nos da el espacio suficiente para entrar en contacto con las fuerzas del gran abajo interno. La fuerza de la quietud, del silencio. La resiliencia que produce quedarse en presencia de uno mismo, el tiempo necesario, para disolverse en el momento. Lo observado y el observador, en una unión mutua que siempre fue.

La luna nueva nos habla de cerrar para comenzar. De saber que todo acaba y no por ello acaba eternamente. A veces es un descanso, un ciclo momentáneo, una transformación que se da al ritmo del universo, no al ritmo del control que nos creemos tener. O que quisiéramos tener. 

La luna nueva, en contacto con el sol, se fertiliza de sus rayos, a la vez que de la propia oscuridad. Ella está gestándose a sí misma, preparándose para renacer en el cielo en la fase creciente. Pero por ahora, respira tranquila, en su interior, en su centro, sabiendo que el descanso y la renovación son siempre partes integrales del crecimiento y evolución del alma. 

Dependiendo de dónde te encuentres en el mundo, este encuentro entre Luna y Sol se dará en los cielos entre el 9 y el 10 de julio de 2021. Si miramos al cielo, la luna nueva ocurrirá en la constelación de Géminis astronómicamente, en un grupo de estrellas aún más específico llamado Punarvasu Nakshatra, en la Astrología Védica (Jyotish).  Los Nakshatras o Casas de la Luna (en total 27 o 28 para ciertos cálculos), son una subdivisión de los 12 Signos del Zodiaco en grupos de estrellas más pequeños (en el caso de Punarvasu son 5 estrellas entre las constelaciones de Géminis y Cáncer), que nos dan mucha información específica del tipo de energías que se pueden estar moviendo en el cosmos cuando transitan por ellos un planeta, los nodos de la luna, el sol y/o la luna, en este caso, nuestro enfoque en estos artículos. Esto puede tener por tanto relación directa con cómo nos afecta internamente la energía esos días.

Punarvasu se traduce muchas veces como el “retorno de la luz”. Punarvasu Nakshatra nos habla del arquetipo de la Gran Madre nutridora. Su deidad, la diosa Aditi, es la diosa de la Tierra, la que entrega la habilidad de plantar las semillas y nutrirlas lo suficiente para verlas nacer. Y no sólo eso, Aditi es la diosa que da a luz a los 33 devas (dioses). Madre de los dioses, madre del Universo. Es la diosa del pasado y el futuro, la que vela por los patrones infinitos del tiempo cíclico. De ella podemos aprender a amar el cambio necesario para dar vida a lo que muere. Renaciendo una y otra vez en la transformación infinita de la energía. Ella es una personificación del infinito, es ilimitada. 

El símbolo de Punarvasu, el arco y la flecha, nos habla de esta dualidad innata entre el arquero y su objetivo. El arco como puente entre el ayer y el mañana, la flecha y el centro como nuestro presente. Nosotros como observadores, y a la vez sujetos y objetos de la acción. De Punarvasu y este símbolo podemos extrapolar la necesidad de crear objetivos para alcanzar. De poder apuntar en alguna dirección. Y qué mejor que aquella que nos susurra el corazón. 

La luna en Punarvasu puede sentirse intuitiva y cambiante. Puedes sentirte confundido en un mar de posibilidades. No de una manera negativa necesariamente, sino de no saber exactamente qué quieres, o qué elegir. Pueden aparecer memorias en sueños o ensueños de tiempos pasados, o de tiempos no vividos pero que anhela nuestra alma. Puedes sentirte arropado aún así, por una confianza en que decidas lo que decidas, hay una energía de sustento que te anima a profundizar en tu deseo.

Déjate llevar y confía en aquello que surja de tus imágenes internas. Tus propias aguas siempre hablan el lenguaje de tu propia alma. Escucha tu susurro profundo, y que en estas noches oscuras, antes del retorno de la luz, puedas encontrar la semilla-chispa de tu intención más íntegra en el centro mismo de tu corazón.

RITUAL DE LUNA NUEVA

Sólo necesitas un boli o lápiz y un cuaderno o papel y un lugar cómodo en el que estar tranquilamente sin que te interrumpan unos 20-30 minutos.

Siéntate o túmbate en una postura cómoda. Cierra los ojos.

Relaja los hombros, el cuello, la mandíbula y la lengua. Relaja la espalda, los brazos, las caderas y las piernas.

Toma 10 respiraciones naturales, fluidas, sin prisa, inhalando y exhalando por la nariz, estando presente en tu cuerpo y escuchando sus susurros a través de sus sensaciones.

Quédate aquí otras 10 respiraciones más.

Visualiza que desde tu centro nace un saber, un deseo, un anhelo. Puede ser a través de una imagen, una sensación, un aroma, un color, una memoria, un sentimiento… déjate llevar y confía.

Cuando acabes alrededor de veinte respiraciones, o el tiempo que sea necesario, y sin pensarlo demasiado, toma el boli y el papel. Comienza a apuntar o dibujar una lista de imágenes, ideas, sensaciones, que tengan que ver con esa intención observada y escuchada a través del cuerpo. Déjate expresar libremente. Es la semilla. La esencia de tu intención y anhelo. No tiene que tener lógica. Es libre. Es puramente posibilidad.

Cuando termines, cierra los ojos un momento y agradece la oportunidad de escucharte en este tiempo-espacio liminal, entre lo que fue, y lo que aún está por llegar.

Guarda el cuaderno o el papel en un sitio seguro, privado, íntimo, durante unos 2 o 3 días. Si tuvieras un altar o lugar sagrado en tu hogar o jardín, puedes colocarlo allí.

En unos días mira hacia el cielo. Cuando veas a la luna asomarse durante su fase creciente, y cuando sientas la llamada interna, puedes volver a tu lista y escribir debajo pasos más materiales, físicos, que puedes ir dando para que tu deseo, anhelo o intención se materialicen en los próximos tiempos. 

Muchas gracias por haberme acompañado hasta aquí, y nos vemos en la Luna Llena de Julio.

Danah

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