
*Si prefieres escuchar este artículo, puedes hacerlo en nuestro podcast o canal de YouTube pinchando AQUÍ.
La Luna Llena de Septiembre nos recibe con todo su esplendor desde el Signo de Piscis, más específicamente, desde Uttara Bhadrapada Nakshatra (una de las 27 “Casa Lunares” en la Astrología Védica), formada por dos estrellas: Algenib (γ Pegasi) y Alpheratz (α Andromedae). Depende de dónde te encuentres en el planeta, esta luna llena ocurrirá el 20 o 21 de Septiembre, aunque sus energías e influencias reverberan más allá en los tiempos del alma.
Piscis es un signo de agua. Un signo que nos habla de la fertilidad que se encuentra en la regeneración que se produce por el movimiento fluido, incesante, del cambio constante. El cambio que es la base misma de la existencia. Piscis nos habla de haber superado la tormenta, de haber mirado frente a frente el desequilibrio y la deconstrucción de todo aquello que debía destruirse. Ahora, aceptamos que el sufrimiento, el dolor, la pérdida, son partes intrínsecas de habitar nuestro cuerpo, de encarnar esta vida material. Esta luna nos habla del camino de regreso a lo más fundamental de nuestro día a día. Respirar el momento, estar presentes en el despertar de cada instante que viene y que se va. De cada pausa entre inhalación y exhalación, entre un pensamiento y otro. De abrazar lo mundano con los ojos del ya iniciado a la verdad suprema de que todo cambia, todo nace y muere, toda ciclicidad es eterna e incesante, como el océano primigenio, hogar de nuestra alma.
Astrológicamente, Piscis nos habla del final de un ciclo. Es el momento preciso en que se unen las polaridades, el momento en que se desvela que la dualidad era, en realidad, aparente, que la paradoja de la existencia nos gritaba a viva voz que la materia y el espíritu siempre habían sido uno, pero no estábamos listos para escuchar(nos). Es el momento alquímico del Matrimonio Sagrado, Hierosgamos, entre nuestras partes. La unión del ser sumergido en la eternidad. El abrazo del mundo que nos hace sentirnos arropados por el transcurrir vital de los tiempos precisos.
Esta luna llena ilumina la posibilidad de sentir esta experiencia directa con el abismo infinito del que todo emana, que todo lo sustenta, para que la energía vital, fuerza viva insuflada por el deseo verdadero del corazón, pueda llegar hasta los confines más escondidos de nuestro ser. Para ver con claridad, nada más, y nada menos. Para poder abrir los ojos, desvelarnos ante la verdad que quiere mostrarse desnuda ante nosotros: que pase lo que pase podemos decidir arroparnos, abrazarnos, y sustentar los deseos del alma, escuchar la voz del corazón, sabiéndose siempre conectada con el Todo mayor.
Esta experiencia de integración y aceptación nos ayuda a soportar el dolor que produce el no saber, el sufrimiento que produce lo desconocido. La paciente espera de ver el momento desvelarse. Esos momentos que se suceden uno al otro. Piscis y esta luna nos susurran que este es el momento del reposo antes del primer atisbo de la siguiente manifestación. Es tiempo de fluir en las aguas universales, de bucear hacia abajo, hacia adentro.
En el calendario Sumerio, la luna llena antes del equinoccio, pertenece a la diosa Inanna. Nos preparamos para ofrecerle un ritual de gratitud por su futura bajada cíclica al Inframundo, al Gran Abajo, que comienza justamente en el equinoccio de otoño y dura hasta su renacer en el equinoccio de primavera. Inanna pasa por las 7 puertas del Inframundo, cada vez más vulnerable sin sus apegos materiales, al encuentro de su hermana, su otra mitad, su parte oscura, Ereshkigal. Es el capítulo en su historia de la integración de su luz y su sombra, a través de su propia muerte y renacimiento mientras Ereshkigal da a luz. La dualidad de nuevo de la esencia de esta vida. En este espacio fértil del Gran Abajo, se prepara para volver por las 7 puertas a la superficie, para tomar su lugar como Reina del Cielo, pero ahora iniciada en los misterios de la Tierra y del Gran Abajo. En este mito, podemos entender metafóricamente que es un momento de recogimiento y a la vez de gratitud, de preparación para el invierno, para las noches oscuras en las que poder escuchar el silencio de nuestras almas. ¿Qué debes dejar atrás, qué apegos o esperanzas ya no sirven? ¿Qué debe morir para transformarse? Sólo uno mismo puede tirar del hilo de su propio lenguaje simbólico.
La luna llena ocurre en Uttara Bhadrapada, que se podría traducir como “los pasos que vienen después”. Ya hemos hecho de alguna forma las paces con la situación en la cual nos encontramos, o a la cual nos enfrentamos. Ya hemos dado el paso de aceptar lo que vemos delante de nosotros, y aceptar también los pasos que hemos dado en el pasado. Estamos listos para abrazar nuestra transformación, nuestra nueva forma de ser y estar en el mundo, nuestro nuevo estado de Ser.
La deidad que rige esta zona celeste es el Dragón de las Profundidades, Ahir Budhnya. “Ahir” se podría traducir como “cielo” y “budhnya” como “enraizado”. Se le asocia al agua y a la oscuridad. Al silencio y al misterio. Nos habla de la necesidad de pertenencia, de hogar interno, raíces fuertes, para el crecimiento del árbol y futuro fruto que debe materializarse.
Es un momento idóneo para hacernos una promesa, para comprometernos con nosotros mismos a descubrir las profundidades escondidas de nuestra mente, cuerpo, psiquis, alma. Encontrar en nosotros la fertilidad de la creación, la belleza, la calma, la introspección del silencio de esas aguas profundas, y a la vez honrar nuestra frustración, nuestra ira y rabia, nuestra agresión. Honrarnos en nuestra totalidad.
Desde su abismo, Ahir Budhnya nos susurra que la paciencia es esencial en este transcurrir. Esta Casa Lunar/Nakshatra está regida por el gran planeta kármico Saturno. Nos habla de paciencia, sí, pero de una paciencia que se sustenta primeramente en una confianza absoluta en que todo se rige por los tiempos precisos, por los espacios precisos. En el momento adecuado podremos quitarnos el velo, en el momento adecuado podremos ver con claridad, y en el momento adecuado podremos abrazar nuestra dualidad.
El dragón de las aguas profundas o serpiente acuática debe salir a la superficie a tomar aire. Al igual que nosotros, no podemos permanecer en espíritu, sino que debemos encarnarnos, habitarnos, encuerparnos en el mundo. Tenemos que volver al aquí y ahora, a la vida diaria, al espíritu-materia que todo es, sin apego. Sin el apego que antes de integrar nuestra sombra sentimos. Ahora, tras la confrontación de la realidad, y tras la tormenta, las aguas se calman. Hay espacio-tiempo-posibilidad de esa reunión entre el alma habitada, y el espíritu eterno. En ese momento, nos recordamos.
La luna llena de septiembre ilumina lo que debemos saber en este momento. Cierra los ojos y confía. Fluye como la serpiente marina que nada en el océano infinito desde sus profundidades. Y cuando el momento sea preciso, saldrás a la superficie a respirar.
RITUAL DE LUNA LLENA
Para este pequeño ritual necesitas un tiempo-espacio para la contemplación, un lugar cómodo y silencioso para sentarte, un cuaderno o papel y algo con lo que escribir.
Tómate unos instantes para centrarte a través de tu respiración. Respira de manera natural, inhalando y exhalando por la nariz, sin intentar controlar el movimiento o el ritmo del aire. Simplemente obsérvate respirar.
Relaja tu rostro, tu mandíbula, tu lengua. Relaja tu cuello, tus hombros, tus brazos y tus manos. Relaja tu espalda, tu pecho, tu abdomen. Relaja tus caderas, tu pelvis, tus piernas y pies.
Quédate en este estado de quietud y observación. Respira. Deja que los pensamientos que vienen y van en tu mente no se anclen a tu percepción. Observalos de nuevo, al igual que con la respiración, ir y venir, sin intentar controlar su movimiento o cese, sin intentar controlar su ritmo. Que vengan y se vayan, y tú, en tu centro, observando.
Cuando sientas que has llegado a un estado meditativo de calma interna, de silencio interno, poco a poco abre los ojos y coge tu cuaderno y boli.
Escribe y contesta a las siguientes preguntas desde este lugar, no lugar, tiempo, no tiempo, en el que se mueve el lenguaje de tu intuición. También, deja que tu mano plasme libremente lo que quiera salir, el mensaje que quiera ser escuchado. Escribe desde el corazón.
Disfruta contemplando las siguientes preguntas y conociéndote un poco más profundamente.
- Escribe tres lecciones que hayas integrado desde el equinoccio de primavera (marzo 2021) hasta hoy.
- ¿De qué o quién has tenido que despedirte, interna o externamente?
- ¿Qué proyectos, ideas, se han quedado en el tintero?
- ¿Ha habido cambios en tus prioridades?
- ¿Qué o quién te pesa aún?
- ¿Qué patrones has visto repetirse?
- ¿Qué límites no has puesto?
- Escribe tres metas internas o externas en las que te gustaría enfocar la atención desde ahora hasta el equinoccio de primavera en marzo 2022.
- ¿Cuál es tu deseo más profundo?
- ¿Qué o quién sustenta tu confianza?
- ¿Qué experiencias internas o externas te traen al equilibrio?
- ¿Cuáles son los valores por los que vives?
- ¿Qué esfuerzo estás dispuesto a hacer para llegar a tus metas internas o externas?
- ¿Cuáles son tus nuevos límites a poner?
Ojalá que esta luna llena pueda traerte la claridad que necesitas para ver y escuchar tu voz más profunda sin miedo, con el corazón abierto, con compasión, y sobre todo con mucho amor. Feliz luna llena y gracias por estar aquí.
Danah
*El lunes 20 de septiembre ofrezco un taller especial online para esta luna llena. Contáctanos AQUÍ para más información.
