Bajo la Luna Llena de Julio 2021

Arte por Danah

La luna sigue su camino establecido en los cielos, en concordancia con sus propios ritmos y los ritmos del universo, y en su latir cíclico nos encontramos de nuevo con la Luna Llena de Julio. Desde el punto de vista astronómico, la luna llena ocurre en el grado 7º de Capricornio, entre el 23 y 24 de Julio de 2021, dependiendo de dónde te encuentres en el planeta.

Si usamos el sistema Védico de Nakshatras (o “Casas de la Luna”; la subdivisión de la eclíptica en 28 o 27 partes más pequeñas formadas por estrellas o grupos de estrellas; subdivisión de la Astrología Védica utilizada mucho antes incluso que la subdivisión de la eclíptica en los 12 Signos del Zodiaco, que se hizo más tardíamente en Mesopotamia), esta luna llena ocurre en Uttara Ashadha Nakshatra, un grupo de estrellas entre los signos de Sagitario y Capricornio. Su nombre significa algo así como “no sometido”, “victorioso”. Su energía nos habla de lo que no puede ser suprimido. Nos habla de fuerza, de victoria, de deseos, de límites, y de compasión y empatía.

Se la conoce como “la estrella universal”. Sus deidades son los Vishva Devas (Dioses Universales), que se componen de ciertos principios universales como son la verdad (Satya), el tiempo (Kala), el deseo (Kama), entre otros. Simbolizan el control de nuestras capacidades mentales, intelectuales incluso. La filosofía de nuestra evolución. Este Nakshatra nos habla de conocernos. De la soledad y el sacrificio conscientes que conlleva el viaje hacia el interior de uno mismo. Nos habla de la liberación espiritual. De conocernos, y elegirnos. Aceptarnos. Aceptar nuestra realidad como otro camino más hacia el centro de uno mismo. Otra lección más en la evolución de nuestra alma.

Su símbolo son los tablones de una cama/somier o la cama en sí. Nos puede hablar del ascetismo de la madera y su sustento necesario para el colchón blando encima. Nos habla de austeridad y sacrificio conscientes. Pero también nos puede hablar de descanso y relajación, aunque no sólo físicos. Más bien nos habla de la calma que necesita experimentar nuestra mente inquieta para sentirse liberada. Liberada de las voces que en su momento necesitamos y que ahora sólo nos pesan, nos retrasan, nos impiden avanzar. 

Nos habla de la fuerza indispensable para sentirse suficientemente capacitados para tomar la decisión de decir no a los deseos que ya no encienden la chispa del corazón, para decir no a todo aquello que nos aleja incomprensiblemente de nuestro propósito, que no es más que el de aprender a re-conocerse y amarse a uno mismo. Recordarse digno de sentirse bien y libre en esta vida, aquí y ahora. Liberados de las ataduras impuestas por una filosofía mental decadente que sólo repite una historia que se ha convertido casi en el pilar de nuestras creencias, a pesar de haber sido una historia inventada a la sombra de nuestra ignorancia previa. Ahora, nos miramos de nuevo a la luz brillante de la luna. 

Pero también, el símbolo del somier/tablas de la cama nos habla de aquello que nos sustenta.

¿Qué nos hace sentir a salvo aquí y ahora?

¿Qué sustenta nuestro crecimiento vital y evolución humana y espiritual?

¿Hasta dónde estoy dispuesto a sacrificarme conscientemente o poner límites necesarios?

Este lugar del cielo simboliza otro tipo de fuerza y victoria de la que imaginamos. Esa que surge de la vulnerabilidad de saberse humano, de necesitar descanso, tiempo, espacio, antes de la batalla, antes de la victoria. No una victoria sobre algo externo a nosotros mismos, sino la victoria sobre esas creencias y patrones limitantes que no nos han dejado dar el paso necesario para liberarnos de las voces ilusorias de nuestra historia (la que nos contamos) frente a nuestra memoria emocional y espiritual desde el océano de nuestro ser. 

Esas creencias que a veces ni nos dejan tomar una sola respiración profunda, consciente, cuando más lo necesitamos. Esas creencias que nos han impedido ver la luz que brilla desde nuestro centro, al igual que lo hace la luna en el cielo. Esas creencias que no nos dejaron ponernos al frente de nuestras vidas, dándonos permiso para tomarnos aunque sea un minuto de silencio.

Shhhhh…

Silencio consciente.

Sacrificio consciente.

Ahora, con la luz de la luna bien brillante en el cielo, podemos ver con mente clara, desde una perspectiva céntrica y subjetiva y a la vez impersonal y universal, aquello que permanecía oculto anteriormente y guiaba nuestra respiración entrecortada inconscientemente.

Podemos ver con la mirada del corazón compasivo y empático, todas aquellas veces que fallamos a nuestra alma en pos de la voz de lo externo, o lo repetido inconscientemente hasta la saciedad sin ver la sombra de su paso por nuestra psiquis. Ahora decimos gracias a todo lo que hemos aprendido, y damos gracias de poder ver. Y de aquí en adelante la promesa es sólo individual. El sacrificio del corazón consciente por su comunión con nuestra alma universal.

RITUAL DE LUNA LLENA

La luna llega a su máximo esplendor cuando está llena en el cielo, y por tanto, es tiempo de empezar a menguar, de oscurecerse lentamente en el cielo. Es el momento ideal para ver con claridad, para agradecer el camino andando.

Para el siguiente ritual sencillo, sólo necesitas algo donde apuntar y algo con lo que escribir, ya sea boli y papel, o una app de notas en tu móvil.

Siéntate o túmbate cómodamente.

Cierra los ojos, o déjalos entreabiertos.

Respira unos minutos por la nariz de manera natural, conscientemente, observando el vaivén de tu respiración.

Inhala y exhala y déjate llevar por la serenidad del aire entrando y saliendo por tus fosas nasales.

Trae a tu mente algo que te haga sentir profundo agradecimiento. Puede ser una persona, un objeto, una experiencia, una memoria… sea lo que sea deja que su imagen, sensación, olor, color, energía, pasen por tu mente. 

Imprégnate de ese sentimiento de plenitud, y deja que cualquier sensación o imagen vengan a tí sin juzgar, simplemente observa, estate atento al momento presente a través de tus propios pensamientos, sensaciones, respiración, sonidos a tu alrededor, imágenes internas…

Quédate el tiempo necesario en este espacio liminal entre conciencias, entre el aquí y el todas partes.

Cuando salgas de este estado meditativo con la cualidad de una mente mucho más tranquila, mira con compasión en tu corazón y apunta una lista de 10 cosas por las que sientes agradecimiento profundo.

Una vez hecha tu lista, guárdala. A lo largo de la siguiente quincena, hasta la luna nueva, vamos a ir aprendiendo a soltar lo innecesario, y a reorganizar nuestras prioridades acorde a nuestro deseo interno, cuyo trasfondo es esa sensación de agradecimiento y plenitud.

Durante la luna menguante, de vez en cuando revisa tu lista de agradecimiento, y compárala con el tiempo que le dedicas en tu vida a esas 10 cosas. Si la mayoría de tu tiempo en tu día a día no se dirige a casi nada en tu lista de 10, sabrás que necesitas reasentar tus límites, y quizás, poner algunos más a los demás. Pero lo primero es la promesa personal y el sacrificio consciente. Soltar lo que te pesa para sentirte merecedora de tu vida y tu tiempo-espacio. Si observas, al contrario, que dedicas la mayoría de tu vida a cultivar la atención hacia aquello que agradeces, como puede ser una simple taza de café caliente por la mañana, podrás comprender que tu tranquilidad mental en cualquier aspecto de tu día a día muchas veces tiene correlación con sentirse plenos, agradecidos. Con sentirse presentes en lo que hacemos, con quienes somos.

Agradecemos el camino. Disfrutamos de lo andado e integrado. Y luego aprendemos a dejar ir… la luna empezará a menguar y con ella nosotros. Que nuestros agradecimientos lleguen a todas partes y a todos los tiempos y abran el camino hacia el gozo de saberse en el lugar adecuado siempre, aquí y ahora, sustentados por la promesa de que estamos siendo íntegros con la voz de nuestra alma y su ciclicidad. 

Esta luna nos habla alto y claro de mirar con nuestra verdad por delante, las veces que nos hemos abandonado. Las veces que el sacrificio hecho no era consciente, ni por tanto sagrado, hecho desde nuestra alma, sino hecho desde el interés y la expectativa (aunque a veces inconscientes) que nos hemos puesto o nos han puesto los demás o el mundo.

Es hora de mirarnos frente a frente. Es hora de ponernos de pie al borde del abismo que es conocerse profundamente. Saber que hay momentos en los que llegamos al máximo esplendor y todo se ilumina; todas nuestras partes, nuestras facetas, nuestras memorias. Y hay otros tiempos en los que todo se oscurece sin remedio, de vuelta a la fertilidad de la sombra. Lo bueno de saberse romper en mil pedazos es poder reconstruirnos pieza a pieza, siguiendo el susurro tranquilo de nuestras aguas internas. Esas que conocen la canción más profunda de nuestro ser.

La victoria de esta luna es la victoria de la integración entre nuestra mente y nuestro corazón, para aquellos valientes en el camino del autoconocimiento. La integración de nuestra alma con el alma universal.

Feliz Luna Llena de Julio, os deseo luz para ver con compasión y escuchar con empatía los susurros de vuestro ser. 

Danah

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